19/9/04

Don Pipón: Visitando la escuela

Que pasa cabezones bajitos, ya estoy aqui otra vez. Joder, ya sabia que llevaba unos dias sin veros hacer esas cosas. Estaros quietecitos anda. Las manos quietas y parás. ¡Sheeeeee! Quietos ya coño, tanto tocamiento es malo, ya lo sabeis. Asi me gusta, con las manos arriba, que os podais oler los sobaquillos sin agachar la cabeza.

Hoy fui a la escuela, ya sabeis que el alcalde me contrató ayer. Hoy como era Sábado, aproveché la ausencia de niños para poder cogerle gusto a las aulas. No sé pa que coño digo aulas cuando solo hay una, asi que es singular. Pues nada, vi el aula donde voy a dar clases. De grande es como el local ese que tiene el Xema con plantas de marihuana y focos para que crezcan. Hay bastante espacio para dar clases.

Lo malo es que la puerta es algo estrecha para mi. Y tengo que entrar de perfil y dando volteretas estilo Jackie Chan. Pero eso es bueno, dará energia a los niños por la mañana el verme hacer virguerias al entrar a clase, será un comienzo estilo Circo du soleil.

La pizarra está un poco vieja, es de hace unos cuarenta o cincuenta años pero lo importante es que se entienda lo que se escribe. Las mesas están mas pintorreadas que una puta de carretera. Pero ya haré que los hijos putillas de los alumnos lo limpien a base de lengüetazos limpios.

Tizas hay para regalar, tantas que me he mangado unas cuantas para mi casa, nunca se sabe para qué y cuándo van a servir. Lo malo de la clase es que las ventanas dan justo al único puticlub de Barrio Sexsamo. A ver como mierda hago para que podamos ver algo desde la clase sin pagar un puto... Que diga, evitar que los niños vean cosas.

Viendo la clase estaba solo, ya que el antiguo conserje ya no está, como Sexpinete es el nuevo conserje, ahora es el quien tiene las llaves y se lo mangué de su cuarto. Por eso entré solo a la escuela.

Estando allí mirando el techo, las luces estas que son de tubo, me di cuenta que algunas estaban fundidas y que otras estaban perfectas. Despues de subirme a una mesa y bajarme un par de las buenas y guardarmelas en un saco me entraron ganas de mear del esfuerzo de subirme en lo alto del pupitre. Asi que aprovechando que estaba solo me fuí para una esquina de la clase, y me eché una buena meada contra la pared. La sacudida final manchó un poquillo las ventanas y el tablón de corcho que estaba al lado. Pero eso no mancha, es como la Coca-cola.

Despues de la meada me cansé de tanta mierda de clase y al ver que no se veia un pijo por las ventanas del puticlub de enfrente decidí irme a casa y ponerme ciego de Baileys. Mientras me conectaba a internet, con la conexión de mi vecina.

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