24/5/09

Don Pipón: Fracaso escolar

Tras casi cinco años de profesor en el aula (sólo hay una en todo el puto colegio) de Barrio Sexsamo toca hacer reflexión sobre dicho periodo. Una hija putilla seguro se estará preguntando "¿Don Pipón, reflexión es lo que hacemos en educación física?". No, niña. Esas son flexiones, me cago en tu madre. Reflexión es acción y efecto de reflexionar. Y reflexionar es pensar atenta y detenidamente sobre algo (esta definión no la encontraréis en los putos diccionarios de la Real Academia Española que tengáis en vuestra puta casa pero si vendrá en la siguiente edición, para que veáis que Don Pipón huele a cultura hasta en los huevos sudaos).

Así pues, la cosa pinta negra en el colegio. Porque desde que entré sólo puede definir la situación una palabra: fracaso. Eso es niño, hay fracaso escolar. Y aquí os pongo los datos, os lo transcribo:

"La factura total de llamadas a números de tarificación especial desde el colegio Barrio Sexsamo a horas intempestivas es de 6.450 euros en el mes de Abril de 2009". Ejem... Perdón niños que esto no es lo que os iba a transcribir, me he equivocado de papel. Ahora sí:

"Según los últimos estudios avalados por el centro escolar de Barrio Sexsamo, el nivel de fracaso escolar en los alumnos de Don Pipón asciende a un total del 99,8% de los alumnos al año".

Y bien... qué significa eso. Pues que cada año sólo aprobaría un 0,2% de los alumnos. Lo que quiere decir que cada cinco años aprueba 1 alumno de un grupo de 100. Por eso cuando aprueba ese alumno, hacemos una fiesta para celebrarlo por todo lo alto.

Qué pasa, pues que al suspender tantos niños y al haber una sola clase, pues hay masificación. Cuando doy la clase parece que estoy ante el congreso de los diputados de tanto niño que hay. Actualmente hay 100 niños en la clase, pero son los afortunados, el resto son excluidos mediante un sorteo que hacemos con un juego de esos de LotoBingo que te venden en el Toys´ur´s. Cada niño se le asigna un número y si le toca la bolita pues a la puta calle, a mendigar o a buscarse la vida en otros menesteres, no todo es tener un título en esta vida, niños.

No sé qué fallará. El profesorado seguro que no, porque soy yo y ya me conocéis, soy intachable. Puede ser la falta de luminosidad en el aúla (debido a que me mangué unos cuantos fluorescentes en su día y no ha habido dinero para reponer) o el hecho de que hay un puticlub visible desde las ventanas de la clase podría haber distraido la atención de los pequeños renacuajos sedientos de información carnal. Puede influir también la poca atención personalizada, con cien niños en una puta clase ni los puedo llamar por sus nombres, los llamo por su número que se les asigna para el LotoBingo de las expulsiones. Así que claro, puede que no se sientan identificados cuando les digo "número 5 sal a la pizarra" (y los niños se rien por la rima que pueden hacer) o cuando digo "69 deja de hacer guarradas". Los niños son crueles, son más hijos de puta que sus padres pero no puedo hacer otra cosa. Sólo intentar guiarlos hacia el camino del conocimiento y de la sabiduria sapiencial de los pueblos ancestrales.

Tras esta reflexión me quedo igual que al principio. Así que a tomar por culo, voy a cogerle al gato unos m&m´s sabrosones y a disfrutar de la tarde. No seais malos que os vigilo.

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